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Cuentos de niebla

HORMIGAS

HORMIGAS

Ellas fueron a la tumba.Todas las hormigas del pueblo, negras y brillantes visitaron su tumba. Las había de todo tipo: unas enormes con cuerpos brillantes, otras pardonegruzacas... Eran tantas que cubrían la lápida con sus cuerpos menudos. Ya no se podía leer la inscripción: " Descanse en paz???". Las hormigas se habían apoderado de su rincón de olvido y no había insecticida posible que lograra hacerlas desaparecer. El vigilante del cementerio se subía por las paredes. No podía explicar aquella invasión de hormigas. Desde el mismo día que la trajeron, ellas lo poblaron todo. Y en especial su tumba. El vigilante hizo sus averiguaciones. La difunta era una mujer solitaria que vivía en lo más alejado del pueblo. En la vieja casa negra, la de la mala fama, con sus ventanas tapiadas. En el periódico local apareció la siguiente esquela: "Nosotras te recordaremos siempre. Fuieste nuestra guía".

Nadie sabía de dónde venían la curiosa plaga de hormigas pero se murmuraba que habían ido al entierro de aquella extraña mujer. Una noche el vigilante escuchó ruidos poco habituales cerca del nicho de la difunta, empezó con un murmullo suave, casi como la nana del viento meciendo las ramas. Pero poco a poco el ruido se volvió más agudo, un grito , un aullido de dolor y desespero. El pobre hombre nunca se había encontrado con nada parecido. Se sintió inquieto, atemorizado. Se armó con una pala y una linterna y salió de su garita para enfrentarse con aquello. Lo que vieron sus ojos no fue nada "rutinario"..."

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